martes, 5 de agosto de 2008

El Ojo




The Rocky Horror Picture Show (1975, Jim Sharman)


Película de culto, homenaje a la vez del movimiento glam y el horror de serie B de los 50.
Basada en la obra de teatro homónima (y con muchos de los componentes originales implicados, incluyendo Richard O'Brian, mente creadora y Jim Sharman, director de ambas), se trata de un
musical de argumento, digamos disipado, totalmente al servicio de introducir canciones y situaciones rocambolescas. Si uno pasa por alto esos detalles descubrirá que es tremendamente
divertida de ver.

Esto se debe, principalmente, a sus alocadas y soberbias canciones, con coreografías a juego y melodías de un pegadizo que da miedo; a los personajes, casi todos sin pie ni cabeza, histriónicos a más no poder, brillando con luz propia Frank-N-Furter (encarnado gloriosamente por Tim Curry tanto en la obra original, como en la película) y a esa mezcla de nostalgia con las películas de terror con la contracultura del momento.

Y aunque por sí misma, la película se ha ganado el derecho a sus miles de seguidores impertérrimos, lo que la hace única es la representación en cines, que aún se hace más de treinta años después, en la cual se busca la participación de los espectadores y su representación por parte de actores delante de la propia pantalla. Algo que dota al filme de una dimensión completamente nueva. Por muchas veces que se haya visto ya, lanzar confetti, gritarle improperios a los personajes o bailar The Time Warp resulta absurdamente divertido, así que si tienen la oportunidad de perder la virginidad (término que designa a aquellos que hemos tenido la suerte de participar en dicho espectáculo), háganlo.


Kalitro III

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